miércoles, 30 de marzo de 2011

REVIEW: TARJA EN ROSARIO

Mágico, terrible, fulminante, rockerísimo. Así fue el esperado debut de fuego de Tarja Turunen en Rosario en el que presentó las canciones de What Lies Beneath, su nuevo material discográfico.La ex vocalista de Nightwish se presentó el sábado en un Teatro El Círculo repleto de fans, adolescentes y adultos, metaleros y no tanto, lo cual demuestra que las cosas han cambiado y que la música es para todos y de todos. Por si fuera poco, el show no sólo ofrecía la oportunidad de ver a la gran dama finlandesa del metal sino a un dream team de prestigiosos músicos que la acompañaban como Max Lilja (ex Apocalyptica), Doug Wimbish, bajista de Living Colour, el argentino Julián Barrett (Barilari) en guitarras, Christian Kretschmar (Schiller) en teclados y el musculoso Mike Terrana (ex Rage e Yngwie Malsmteen en otros en batería. Con semejante equipo, la maestría musical está asegurada.


Tarja Turunen en Rosario: La Dama del Hielo hechizó a la Ciudad.
Pasadas las 21:30, las luces se apagaron y comenzó a sonar la intro instrumental de “Dark Star”, todo esto coronado con una imponente proyección de la fotografía principal de la tapa de What Lies Beneath (en la cual se ve el rostro de Tarja) sobre una enorme tela que ocultaba la banda. Las ovaciones llegaron en seguida y cuando el grupo apareció la multitud enloqueció. No iba a ser un recital común, eso estaba claro. Ya de arranque el grupo salió a matar. ¿Quién lo hubiera imaginado? Un recital impactante de heavy metal en el Teatro El Círculo…


El set hizo hincapié en las canciones del último disco de Tarja y el anterior My Winter Storm. De esta manera sonaron hermosas melodías orquestales combinadas con la atrapante voz de la soprano en canciones como “My Little Phoenix”, la potente “The Crying Moon”, la épica y oscura “I Walk Alone”, perteneciente a su anterior disco y el nuevo hit “Falling Awake”. La mezcla de guitarras estridentes junto al estribillo pegadizo de este último tema deleitó a la multitud, en una de las partes más cantadas de la noche.

Minutos más tarde, llegó la primera y gran sorpresa de la velada. Antes hay que decir algo: los grandes respetan y admiran a los grandes, no importa si no son del mismo estilo de música. ¿Por qué esta aclaración? Bien, Tarja vive en Buenos Aires actualmente y ha declarado su amor hacia la música nacional de Serú Giran o Soda Stereo, entre otros, por lo tanto se dio un gusto que sorprendió a más de uno. En casi perfecto castellano, la vocalista afirmó:“Quiero homenajear a un colega mío. Espero que se recupere muy pronto”. Acto seguido comenzó a cantar, en español y todo, aquella fabulosa joya de Soda Stereo llamada “Signos”. La interpretación fue magistral: nadie se lo esperaba. El primer fragmento del tema respeta casi totalmente al original pero después evoluciona hacia un crescendo altamente metalero. Sinceramente dejó a más de uno con la boca abierta y demostró que la música trasciende los géneros y que hay que escuchar todo y a todos.

Posteriormente, antes de la interpretación de “Little Lies”, la soprano y pianista cambió de vestuario y les liberó el terreno a sus músicos para que muestren sus habilidades De esta manera, Max Lilja machacó con autoridad su cello, Doug Wimbish brindó magia con el bajo y luego llegó otro gran orgasmo sonoro: el solo de batería de Mike Terrana, quien después de Tarja fue el más ovacionado de la noche. Con su performance este armario de tipo (si se enoja con vos, estás en problemas) demostró las horas de dedicación sobre el instrumento. Primero comenzó con un fragmento a pleno doble bombo, intercambiando redobles en los pies y las manos, mientras hacía el famoso “Stick Twirling” o “giro de palillos”. Luego interactuó con el público y cuando ya tenía a éste en el bolsillo remató todo con la interpretación con batería de “Sinfónica”, la multiconocida obertura “William Tell” de Rosini. Terrana castigó su kit Drum Kraft con bestialidad pero sobre todo con una muy depurada técnica. La ovación fue total.


Luego el resto de la banda volvió a escena para la interpretación de “Underneath” y otro gran regalo: “End Of All Hope”, un hit de las épocas de Nightwish que dejó en claro que aunque Nightwish siga no es lo mismo sin Tarja. “¡Annette Olzon no existís!”, pensó más de uno. Los fanáticos (y no tanto) de la banda de metal sinfónico vibraron con esta canción y movieron sus cabezas hasta rayar la tortícolis. Posteriormente el show tuvo su costado más suave con una brillante interpretación unplugged en el que desfilaron las guitarras acústicas y Tarja se hizo cargo del piano. El grupo bajó los decibeles y mostró su faceta más tranquila, manejando con astucia las dinámicas musicales.

Posteriormente sonó la espectacular “Where Were You Last Night”, que incluye un fragmento de “Livin’ On A Prayer”, de Bon Jovi. Después de agradecer infinidad de veces al público rosarino y mostrarse emocionada por la recepción que éste le otorgó, Tarja se despidió con la comercial “Until My Last Breath” y “Die Alive”, ambos cortes de difusión de What Lies Beneath. Pero ahí no terminó todo, la multitud estaba en un estado supremo de euforia y reclamó la vuelta de la cantante a escena. Entre los pedidos para que volviera o la simpática invitación de alguien del público que gritó “¡Tarja venite a mi casa!”, la soprano regresó. Era probable que tocara “Still Of The Night”, el cover de Whitesnake que incluyó en su último LP, pero no lo hizo. En cambio sí hizo caso al grito de guerra de la audiencia que pedía que sonara “Wishmaster” de Nightwish. Por lo tanto la agrupación tocó dicha canción en un estado absoluto de exaltación que fue fulminante. Tarja se despidió, abrazó a sus compañeros de banda y recibió respetuosamente un ramo de rosas por parte del público. Es bueno que pasen estas cosas en Rosario. Ojalá se repita. ¡Tarja volvé pronto!


¡Que siga el Rock!
¿Qué decir de esta fenomenal banda? En primer lugar cabe aclarar algo: acá no hubo magia. Obviamente que la voz de Tarja es angelical y privilegiada, pero el esfuerzo y su educación musical marcan la diferencia. Hay que dedicarse, es así. La soprano sigue estudiando y perfeccionándose. Mike Terrana (baterista), estudia 7 horas al día cuando no está de gira, en el sótano/estudio/ gimnasio que tiene montado debajo del Headbanger’s Ballroom, un famoso club de Hamburgo (Alemania). Doug Wimbish giró y gira por todo el mundo con Living Colour y brinda clínicas de instrumento en todos los continentes…

Rosarinos, es tiempo de hacer cosas. Entre tanta pérdida de valores, falsedades, alienación, y a veces desesperanza, es hora de reinvidicar las buenas y sanas costumbres. No hay nada de malo en el hecho de sentarse a ver Gran Hermano o ver programas de chismes pero a lo mejor llegó el momento de juntarse a tocar metal, punk, rock, jazz, o cualquier cosa. Leer un libro, hacer un deporte, salir a caminar o juntarse a comer un asado y ver un DVD de Muse, Maná, Megadeth, Primus, Divididos o cualquier banda, son cosas inocentes que enriquecen al espíritu.

Hay que revolucionar a la escena musical rosarina ¿De qué manera? Con un espíritu abierto, crítico, creativo y ambicioso. Hay que tomar los instrumentos musicales y llenar de música toda la ciudad, casa por casa, barrio por barrio.Productores, apuéstenle a las bandas. Bandas: anímense, ensayen, estudien música y hagan las cosas profesionalmente. Público: asistan a los recitales. Con el esfuerzo de todos esto va a seguir creciendo día a día.


¿No están cansados de subirse al colectivo y escuchar cumbia? Obviamente hay que respetar los gustos de los demás y a ése género en particular que tiene grandes exponentes, pero ¿y si ponemos de moda el rock? ¡Qué lindo sería subirse al 143 o cualquier otra línea y que en el fondo se escuche alguna banda local o de afuera: Cielo Razzo, Babasónicos, Arch Enemy, Rush, Pixies, The Strokes, The Offspring. Lo que sea. Lo importante sería que en este nuevo siglo llegue un día en que ser músico sea un empleo más en nuestra ciudad. Ojalá el músico rosarino tenga que levantarse para ir a su laburo y que ese laburo sea tocar, ensayar, o dar clases.

El show de Tarja del sábado es un importante antecedente. ¿Por qué? Primero, demostró que el heavy metal tiene miles de seguidores y que hay una mayor apertura de conciencias en la ciudad. No sólo había gente con remeras negras características sino que también estaban allí adolescentes, adultos y espectadores no tan conocedores del género. El metal no es sí o sí oscuridad, muerte, destrucción y jeans gastados negros. Esto es importante: antes era todo mucho más cerrado. Hoy en día se acepta tranquilamente que alguien pueda ir a un boliche un día y al siguiente vea un show de reggae y luego uno de metal, por ejemplo. Segundo: el marco del teatro El Círculo y su gran acústica le dieron aún más prestigio al show. Tercero: la gran respuesta del público quizás impulse a que vengan más bandas grandes a Rosario. El sábado estuvo Tarja, en poco tiempo llega The Cult. ¿Quién sigue después? Esto no tiene vuelta atrás, el metal y la música de a poco van a conquistar Rosario. Así como existió el movimiento llamado Avanzada Regia que le dio vida en los 90′ a la escena mexicana, con bandas como Kinky, Plastilina Mosh o Molotov; de la misma manera que también se generó la New Wave Of Heavy Metal en Norteamérica e Inglaterra, o aquí existió la Trova Rosarina, ahora se viene una nueva revolución musical. Llamémosle “El despertar”.